«Christmas card»
A mi estas fechas siempre me pillan con el pie cambiado. John Lennon decía que la vida es lo que te pasa mientras andas ocupado haciendo otros planes y de pronto ¡zas! de nuevo es Navidad.
«El fantasma de la Navidad».
Aunque quieras obviarla, se cuela por todos los rincones con sus mensajes buen rollistas, aglomeraciones, paquetes de regalo, luces de colores, papá noeles, Reyes Magos, bolitas y estrellas, espumillones y nieve artificial, mientras algunos se frotan las manos pensando en que todos esos buenos sentimientos se convertirán en cash.
«Ya ha llegado a las tiendas de chinos la Navidad».
Por la programación de la tele, es evidente que es un tema que da para montones de melodramas. Se dice que todas las familias felices se parecen entre sí y las infelices lo son en su propia manera. La Navidad, con sus brillos, es un termómetro para medir el grado de sus desgracias y carencias, si eres un sujeto bien integrado o un disfuncional. Por eso en esta época no sólo las licorerías si no también las farmacias hacen negocio.
«Troll de la Navidad».
«Troll de la Navidad»
De la Navidad me gustan las luces con las que se adorna la ciudad, menos cuando lo hacen con logotipos comerciales que me provocan que me las crea todavía menos, que todo brille, escribir chrismas cursis para decirle a la gente que tengo en cuenta que los quiero. Tener la esperanza de que quemando papelitos con deseos y buenos propósitos, poniendo oro en una copa de cava y pasearme con una maleta alrededor de una mesa hará que el año que empieza sea güay.
¡Felices fiestas para todos y próspero año nuevo!