«Combi»
Ayer por la tarde, mientras trabajaba, tenía la televisión encendida y estaban poniendo Casablanca. Acaban de entrar los nazis en París y sin necesidad de mirar sabía que Rick tenía a Ilsa entre sus brazos. Llena de zozobra le decía:
-Mientras el mundo se derrumba, nosotros nos enamoramos.
Con esa misma incertidumbre ante el futuro con la que ellos se besaban, refugiada en mi atalaya en un país que se hunde, volvía a retocar una vez más fotos que ya había visto decenas de veces, enfrentándome a mirar atrás y comprobar las huellas que deja el tiempo.
Igual me afanaba en conseguir terminarlas lo mejor que pudiera y, aunque no sepa hasta cuando podré seguir con este juego, me agarraba a ellas con esa misma pasión con la que Rick e Ilsa se abrazaban soñando con un mañana.
Las fotos eran para una web que me estaba haciendo © Chaz Web Design a cambio de un par enmarcadas. Ya las tenía listas y esperaban sobre el sofá a su nuevo dueño. Junto a ellas hay otra de 50×70 que tengo que llevar al la champañería María Pandora, un lugar de grandes ventanales, aire antiguo, cómodo y bonito dónde los lunes se reúne un grupo de fotógrafos a hacer tertulia. Proyectan fotos y las comentamos mientras bebemos cerveza, comemos cacahuetes, chuches y fruta troceada. Ahora han organizado una exposición.
«Saludos a tu perro» (re interpretación de una foto de J.Pérez-Fajardo)
También debía preparar otras para un concurso. Por el momento, lo único que he ganado ha sido una foto de Juan Pérez-Fajardo, un fotógrafo con muchas patillas, a la que habría que hacerle sitio.
«Kanaga»
Lo de exponer estaba bien pero, ¿qué haces con las fotos cuando vuelven a casa? Tenía que plantearme desprenderme de algo, pensaba en la Kanaga, una máscara Dogón que representa a un Dios de la fertilidad, con la que siempre tengo cuidado de no chocar por si acaso.
«Esculturas de Sergio Castillo»
Durante gran parte de mi vida, el ir y venir de esculturas fue una constante. Mi padre era escultor y mi madre la tercera de sus cuatro esposas. Cuando nací ya había llegado a la cuarentena así que desde que tuve uso de razón todo el tiempo a nuestro alrededor alguien lo llamaba maestro.
«Sergio Castillo y su hija Tola».
Por nuestra casa, atraídos por el imán del creador con reputación, siempre pasaba gente de lo más variada: artistas de todo tipo de disciplinas, profesionales liberales, herederos diletantes arruinados, empresarios, políticos, diplomáticos, intelectuales, bohemios, “niñas de taller”, amigotes de toda la vida y sus diversos ayudantes.
«Con Lucho y Pedro ayudando en el taller «
Mi padre decía que los artistas no pertenecían a ninguna clase social, que si tienen reconocimiento, aún sin dinero, les está permitido transitar por todas ellas (aunque siempre era mejor que pensaran que había: señal de ser una buena inversión). Así que siempre vivimos en esa ambigüedad de “somos pobres, somos ricos, nadie sabe lo que somos”, pero en la intimidad había que ser conscientes de que íbamos al día. Por eso cuando aparecía alguien dispuesto a gastarse dinero en arte se le hacía fiesta y todos participábamos en la puesta en escena. Mi padre los recibía con su mandilón y les daba una vuelta por el taller. Entre yunques, fraguas y martillos les explicaba los secretos de la escultura hecha con metal. Después, ya aseado, se sentaba en un sillón del salón y les narraba montones de anécdotas: su infancia de niño golfo y rico, su primera juventud como camionero, la bohemia en un París de post-guerra, las mujeres que había conocido. Casas de putas, peleas a puñetazos, artistas locos, hippies en ácido, casinos, pensiones y fiestas en casas de millonarios llenaban sus relatos.
«Artistas en París»
En esos momentos, como mi papel estaba en la retaguardia, me retiraba a la cocina a exprimir naranjas para preparar nuestra versión particular de la jarra de vodka sour. También ayudaba a elaborar platos sencillos y con un toque exótico con los que deleitábamos a nuestros invitados que vivían con felicidad ese momento de expansión. Algunos salían con una escultura debajo del brazo.
«Sergio Castillo en su casa de San Lorenzo de El Escorial»
Como siempre se necesitaban fotos para los catálogos, galerías, concursos o aduanas, muchas veces las hacía él. Yo lo ayudaba y me explicaba de cada una cuál era el mejor ángulo. Más adelante me regaló su vieja Canon. Tal vez esas tardes que nos íbamos al campo con la furgoneta cargada de esculturas para hacerles fotos fueron de los mejores momentos que pasamos juntos. Después todo se jodió, pero esa es otra historia.
«Niña Tola y el perro Sol». Fotografía de José Lamarca.
Mientras daba vueltas a todo esto recibí una llamada de Éléphant de Le Roi. Nos conocimos en una exposición y congeniamos. Me había contado que era el secretario de una tal Lady MacFoxy que tenía una colección de arte. Una vez medio borrachos en la barra de un bar me resumió en lo que consistía su asociación:
-Yo soy el que tiene la sensibilidad, ella el olfato y el dinero.
«La coleccionista Lady Foxy y su secretario Éléphant de Le Roi»
Me llamaba para decirme que la había convencido para que me conociera y que en media hora estarían en mi casa.
-Me pillas de sorpresa, no tengo nada de beber… Debería comprar vodka, naranjas…
-Olvídate, ahora se llevan los gin-tonics.
«La coleccionista y su secretario»
Frente a esa mujer con tanto poderío, me costaba soltarme. En un momento que fui a la cocina por más hielo, acuclillada frente a la nevera y maldiciéndome, una voz salió del congelador y me dijo:
-Pide consejo a tu padre. Es verdad que al final se lo montó como el culo pero haz de la mierda estiércol. Hay una herencia que nunca nadie te podrá quitar: lo que aprendiste estando a su lado.
Así lo hice y oí otra voz, esta vez masculina y que me venía de dentro, decir:
-Recuerda a los encantadores de serpientes, que suene la flauta y salga la culebra…
«Criterio y olfato»
Al volver al salón primero hice tintinear los hielos, después le solté a la Lady un rollo sobre que todo venía como reacción ante la visión tan unidimensional que se da en los medios de nosotras. Que pensaba que el discurso sobre la mujer real era sólo demagogia, que al capital le interesa tenernos insatisfechas para que gastemos dinero. Que aunque no queramos ver que el tiempo pasa no lo podemos evitar, pero no quiere decir que estés con ganas de que te metan en un armario.
Al decir que todo se resumía a eso pero con fantasía y colores, a Lady MacFoxy se le iluminó la cara:
-Fantasía y colores… Deberías pensar en el marcado japonés. Están abiertos a las cosas más locas.
«Pensando en el mercado japonés»
Esta mañana me desperté con la cara pegada a las teclas del ordenador murmurando:
-Debo llamar a la Yamamoto para que me traduzca una carta…
Aún no sé si todo esto que les cuesto realmente sucedió. Ahora me pasaré por la cocina. Si hay rastros de gin tonics fliparé con esta historia.
«Soñando con cosas de payasa».
Fin.
Tags: bohemia, Casablanca, Champañería, combi, culebra, Dogón, Éléphant de Le Roi, encantador de serpientes, esculturas, flauta, fotógrafo, fotos, Ilsa, José Lamarca, Juan Pérez-Fajardo, Kanaga, Lady MacFoxy, las vistillas, los lunes foto, María Pandora, máscara, mercado japonés, París, post guerra, Rick, San Lorenzo de El Escorial, Sergio Castillo, tertulia, vodka sour
Eres buenísima… Bonitas fotos… Bonitas letras.. Bonita historia… Cada vez conocemos mas de tu pasado… A mi me conmueve… La foto con la que estas de China con el delfín verde es un puntazo jajaja.. Me encantas… Besazos desde el porras hospital… Muackkkk
Muchas gracias preciosa. Es una historia escrita de a dentro a afuera, con estructura de guión, con planteamiento, nudo y desenlace. En medio flashbacks y una vuelta de tuerca final. Siempre en la frontera de la realidad y la ficción. Besitos
Me he sentido identificada contigo porque mi padre también era escultor, aunque en un modo más clásico, educado en el colegio de Los Salesianos de Sevilla gracias a una beca (porque por dinero no) recibida por su destacado talento desde muy niño. Aunque era muy serio, correcto en todo y un «cacho de pan » quizá haya que vivir en ése ambiente para entender un poco al artista. Me quedo con tu frase «Somos pobres, somos ricos, nadie sabe lo que somos» porque siempre he sentido eso mismo.
Las fotos muy originales los mismo que tu blog, con una personalidad marcada que sin duda no pasa desapercibida.
Besos Tola.
Me gusta este sitio, no se porqué pero me gusta.
Un saludo!
¡Qué comentario más gracioso! Me ha encantado. Otro saludo para ti.
Esta super bien el Blog y las fotos tremendas…Estoy muy de acuerdo con la teoria de tu padre que los artistas somos al margen de las clases sociales….Es nuestro Karma…Es tambien muy tierno lo que cuentas en el blog….Ya la Yamamoto te traducira esa carta..
Querida Tola, que arranques tu historia con Casablanca, y esa especial historia de amor, ya indica un comienzo prometedor. Después, las fotos en blanco y negro de niña con tu padre y con el perro, me han gustado especialmente. Las artísticas, me quitan el hipo, me gusta mucho «Criterio y olfato» y «Soñando con cosas de payasa».
Creo que eres muy valiente al remover en el baúl de los recuerdos, no siempre es fácil rememorar lo que han sido nuestros padres en nuestras vidas, sobre todo cuando las relaciones han tenido altibajos, y te remontas a hace muchos años, pero tú pareces traer al presente detalles frescos que en otra memoria se habrían perdido.
Lo que está claro es que has heredado el arte de tu padre, y que hagas lo que hagas, fotografíes, cuentes historias, muestres fantasía, realidad, ficción, prepares unos gin-tonics o lo que te echen, vas a salir airosa…Y haces feliz a los demás con tu blog, al menos así me he sentido yo en esta noche de insomnio, es un gustazo leerte.
Besazos
Mi querida Trinity, siempre es un placer tenerte como lectora porque tus comentarios siempre son acertados. Es verdad que me costó mucho escribir sobre mi padre. Falleció hace dos años y dejó detrás una situación de mierda, tanto que nunca lloré por él, en cambio estuve durante meses con una contractura en la espalda, igual al dolor que deja una puñalada. Pero escribir en este post ha servido para ponerme en paz, rescatar de mis recuerdos todo el amor que siempre sentí por él y el suyo por su niñita. Como decía un profesor que tuve de guión: las palabras curan. Un beso super grande.
Menuda entrada, me he quedado impactado tanto por las imágenes como por las anécdotas que cuentas. Las fotos son maravillosas, me encantan.
Un abrazo y enhorabuena.
Muchas gracias Luismi, me alegro un montón de que te haya gustado. Un beso grande
Apasionante, ya se que tal vez a ti no te lo parezca tanto, pero visto desde fuera es genial, al in de cuentas el mundo del arte y del creador artístico no es más que el reflejo distorsionado de la sociedad. Son las vivencias que todos tenemos pasadas por un tamiz en el que todo se intensifica convirtiéndose en algo nuevo y diferente más intenso, supongo que a veces tan agotador como nuestras rutinas diarias, pero cada una de esas vivencias acaban conformando un nuevo proyecto creativo y esa es la magia del arte.
No sé quién lo dijo pero estoy completamente de acuerdo: «El sutil descontento que siente un artista cuando termina una obra es el germen de la nueva.
Moraleja, nunca estés satisfecho». También estoy de acuerdo con esta otra de Henry Moore:No hay jubilación para un artista; el arte es una forma de vida y como tal no tiene fin.
Es extraño vivir siempre con esa constante necesidad de contar y compartir. No es algo que eliges, simplemente te ocurre y hasta que no lo haces no eres feliz.
Vaya ha salido firmado con mi anterior nick pe-jota, curioso
Javier, me alegra mucho que hayas leído el blog, sobre todo porque te considero una persona interesante y muy entendida en arte. Un beso grande
Mi querida Tola, siento mucho lo de tu padre, y me sigue admirando tu valentía para afrontar los temas íntimos. No te dije antes nada, pero sus esculturas son estupendas y originales. La contractura es la forma en que llevabas el dolor por su pérdida, y me alegro mucho de que esta entrada te haya servido para quedarte con lo bueno, con vuestro amor, y que te hayas quedado en paz…Mis padres viven, pero también he tenido conflictos fuertes con ellos, y no sé si sabría «desnudarme» así.
No me había parado a pensar que las palabras curan, más bien era pesimista en plan: «las palabras dañan». Bueno, siempre esta la dualidad, afortunadamente. Me quedo con tu forma de escribir, es cálida y amable, por eso «curas» cuando te leemos. Un beso y buen comienzo de semana.
¡Conocí a tu madre en la entrega de premios de los 20Blogs! Un beso muy grande para las dos. Y si, estoy convencida de que las palabras curan, de hecho es la base del psicoanálisis.
Buenísima la historia de tu padre. Ser hija de artista es todo intensidad, para lo bueno y para lo malo, y así lo has reflejado. Que hables de ello es que estás empezando a coger perspectiva, o lo que es lo mismo, haciéndote fuerte y viendo tu vida con otros ojos.
Ánimo con tus fotografías, me alegra ver que salen del blog y pasean por ahí, ya sea por salas de exposición o por las champañerías antiguas de Madrid.
También veo que pronto tendrás tu propia web, ¡Sigue creciendo y peleando por tu obra!
Un abrazo 😉
Veo que has pillado el rollo perfectamente pero no esperaba nada menos de ti. Un beso muy grande Macarrón y suerte también para ti en todos tus proyectos.
: )
Hola Tola,
Los buenos recuerdos son los que deben perdurar. Ahora me explico de donde viene ese don que tienes. Naciendo y criándote entre el arte tenía que quedar poso.
Un saludo.
Muchas gracias José. Un beso grande
Siempre original, siempre GENIAL!!
😉
Muchas gracias Pulgacroft. Un beso muy grande
Me encantas lo que se transmite con las fotos!! El coleccionista y su secretario me encanta!! Esa foto es una pasada!
Saludos Tola!
Muchas gracias Xipo. Yo creo que el arte siempre nace de la necesidad de comunicar, asi que cuando te dicen que transmites es el piropo que más agradeces. Un beso grande
¿la fama cuesta,? ¿que?, yo no lo se ni he sido ni seré famoso, pero creo q no hay q confundir valor y precio
En este caso «costar» se refiere al esfuerzo. Está claro que el precio del arte muchas veces es subjetivo y va unido a otros intereses. Un saludo