EXILIOS

diciembre 9th, 2014
Rumbo exilio

Rumbo exilio

La historia de mi familia comenzó cuando mi tátara tátara abuelo, un maestro anarquista, en el puerto de Valencia se subió a un barco para marcharse al exilio. Desde la cubierta, y antes de que zarpara, se despidió con un “Adiós España puta” y su madre le contestó “Calla, calla, alma roín”. El dinero para el viaje le dio para llegar hasta el puerto de Valparaíso y se quedó en Chile, un país largo y flaco, una cadena de montañas y volcanes con balcón al mar. Sus ideales nunca fueron abandonados por su familia y generaciones después, a los descendientes del que se quedó para siempre con el nombre del Almaroín, les volvió a tocar hacer las maletas y salir por piernas. Un 11 de Septiembre bombardearon el palacio presidencial de la Moneda, el mono loco y belicoso del que también procedemos, se hizo rey. Hermanos mataron a hermanos. Las calles de tiñeron de sangre y terror. Asesinaron la democracia, el sueño de un Chile mejor. Truncaron el destino de muchas vidas. Ese día empezó la diáspora. Cada uno tomó diferente camino,  rumbo a su propia Destierrolandia.

No me hallo

No me hallo

Desde la cubierta de otro barco, fue la ciudad de Valparaíso la que se fue haciendo cada vez más chiquita hasta desaparecer y que sólo hubiera mar. Mi hermana, nerviosa y preocupada, quería irse pronto al camarote, antes de que llegara la hora del toque de queda.

–No te preocupes- le dije apretando su mano– ya no hay que tener miedo.

Mi madre había abandonado antes el país y desde España me había mandado una postal con Copito De Nieve, el gran gorila blanco del zoo de Barcelona. Con la inocencia de una niña con medio metro de altura, para mi el destino del viaje era ir a conocerlo. El día que barco atracó frente a las Ramblas, me vestí elegante con un abrigo de peluche que me llegaba hasta el suelo, adornado con un broche rojo en forma de flor. Pasito a pasito arrastrando una maleta me fui internando por la callejuelas de mi nueva patria. Como diría Fernando Arrabal, a partir de ese momento sería extranjera, ciudadana de Extranja.

Chilenos en el Escorial

Chilenos en el Escorial

Nos instalamos en un pueblo de la sierra de Madrid y allí fueron llegando otros náufragos, en su mayoría artistas, y formamos una pequeña colonia. No sé cuanto tiempo tardamos en deshacer las maletas, convencidos que estábamos de paso, pero la espera se hizo larga y llegó un momento que no hubo más remedio que hacerlo. Siempre con un ojo puesto en ultramar, en ese país que dolía y a la vez se añoraba. Poco a poco todos se fueron yendo, algunos para cambiar de país, otros para emprender el camino de vuelta.
“Un pañuelo de silencio a la hora de partir” dice una sevillana. Cuántos adioses. Cuántos pañuelos empapados con tantas lágrimas como los kilómetros que te iban a separar de la gente a la que querías. De tu familia, la natural y la adoptiva. Con el alma encogida, acostumbrarse a que estuvieran lejos. Demasiado lejos.

El hombre árbol y su mejor amigo.

El hombre árbol y su mejor amigo.

Mi madre siempre conservó allí la casa que había construido mi abuelo con sus manos. Aguantó con estoicismo todo tipo de penurias antes de venderla. Dos meses antes de su regreso definitivo falleció. Las plantas que había plantado en su jardín siguieron floreciendo en primavera. No me pude despedir de mi padre. Tampoco conozco su tumba. Mi luto fue una contractura dolorosa como una puñalada que me dejó un brazo inútil durante seis  meses, hasta que una acupuntora consiguió que lo pudiera llorar.

“No soy más que un naipe cuya baraja se ha perdido” Resuenan en mi mente los versos de Cernuda.

El poeta

El poeta

 

También hay otros exilios: el interior que sufrieron los que se quedaron, condenados al ostracismo y al miedo. A resistir en silencio.

El económico que te obliga a abandonar tu país porque allí no hay un lugar para ti que te permita tener una vida digna y sobrevivir.

El de la familia, el primer lugar al que pertenecemos, de apego y referencia, que te debería dar seguridad y protección, también puede ser una tierra hostil sembrada de minas. No hay exilios voluntarios, siempre hay heridas que quedan. El dolor de lo que te falta.

Hombre árbol

Hombre árbol

 

Yo siempre he dicho que el Chile al que pertenezco es un Chile imaginario, construido con los recuerdos y los relatos de mis mayores. Los mismos que en la España donde estaba nuestro hogar, nunca arraigaron. Hasta que apareció Facebook no había visto los rostros de los componentes de mi familia. Ahora tengo un montón de ciber primos diseminados por el mundo y veo crecer a mi sobrina por el Skype.

Aquí soy de allí y allí soy una extraña. Un árbol con las raíces al aire, identidades yuxtapuestas y ninguna definida. Una sudamericana sudeuropea. Una sudaka sudeuraka. Tal vez sólo doble sur.

Entre los que les tocó un destino parecido al mío, cuántas veces he oído eso de “no me hallo”. «No me encuentro». “Sur o no sur”. Mientras se embarcan en un ir y venir preguntándose de dónde son, buscando ese lugar que lo tenga todo y los haga sentir completos.

Hay patrias que sólo son metafísicas. Arcadias perdidas.

FIN

The Hopperetes_Tola Castillo

 

 

PD: Las fotos del «Hombre árbol» fueron hechas con la ayuda de mi hermana Camila y las del «Poeta» con las de mi prima Marcela Castillo. Todo en familia 🙂

PD1: Este post está dedicado a mi familia y nuestra historia. Son las palabras que más me han costado escribir.

PD2: Alma roín no está mal escrito. Así fue como lo dijo la madre de mi tatara tatara abuelo.

PD3: «Sur o no Sur» es el título de una canción de Kevin Johansen.

PD4: Lo de que Chile es un país con balcón al mar se lo he robado a un poeta pero no sé a cual.

PD5: Cernuda, poeta español, se tuvo que exiliar en Francia durante la Guerra Civil y allí murió.

 

 

 

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14 Responses to “EXILIOS”

  1. Leonardo dice:

    Somos familia sobrino,primo, tío. Siempre hemos jugado a cambiar los rangos familiares, yo creo que para allanar cualquier diferencia. Mi padre es mi hijastro, ms hermanos menores son todos mayores que yo, somos uno y somos familia aquí en Santiago, en Barcelona, en Madrid, en Toronto, en Xalapa, en Roma, en Genova y Estambul. Ahora nos conectamos en el ciber espacio, pero tenemos raíces viajeras que se adaptan a cualquier tierra, somos dendritas y axones. Un gran abrazo. Gracias por compartir la historia familiar.

  2. Belen dice:

    Tu insistes en ser de allí, pero yo siempre te hice barcelonesa de pro. La foto de la niña de medio metro de altura en cubierta es maravillosa. Te mando besos

  3. Diego dice:

    Triste y bella meditación a corazón abierto sobre nuestra familia, el duelo, el exilio, el destierro y cómo, a pesar de dolor, es necesario construir una identidad en la que sentirse cómodo.

  4. Patricia dice:

    ¡¡¡¡Gracias Tola!!! Hermosa y dura reflexión, con la que me identifico y que en algún puntito del camino incluso coincidimos!!!

  5. Lorena dice:

    Me ha dejado muy tocada, felicitaciones Tola! Mola lo de sudaka euraka.

  6. Javiera dice:

    Triste y hermoso prima. Gracias por compartir esa «patria metafísica». Un abrazo!

  7. Camila dice:

    «Mientras se embarcan en un ir y venir preguntándose de dónde son, buscando ese lugar que lo tenga todo y los haga sentir completos…» Tal cual, me suena a mi peculiar y agridulce periplo Escorial-Londres-París-L.A-Madrid-Barcelona-Amsterdam y ahora Kechurewe, Araucanía profunda. Se me encoge el corazón al leer este texto, muy acertado, muy cierto. Lindas las fotos, te felicito.

  8. Lola Velasco dice:

    La historia de tu familia se clava en el alma, Una siempre se pregunta por qué tienen que pasar estas cosas, Es dura, auténtica, emotiva. y nos la trasmites de una manera muy real. Eres única, especial.
    Besos Tola.

  9. Habanera dice:

    Nadie que no lo haya vivido se puede imaginar lo que me costó tomar la decisión de escaparme una tarde que estaba de gira con mi compañía de danza en España para pedir asilo. Sabía que si lo hacía me sería muy difícil poder volver a Cuba para ver a mi familia y amigos, pero es que ya no podía más con tanta precariedad, el no ser libre para hablar o hacer lo que me diera la gana. Todo lo que significa vivir en una dictadura. ¡Cuántos cumpleaños, navidades y demás fiestas me los he pasado empapando pañuelos por no poder estar con los míos! Ahora se ha abierto una puerta a la esperanza. Ojalá Cuba pueda seguir siendo ella misma, sólo que con más libertad.

  10. Mónica Peralta dice:

    Cómo comprendo todo lo que cuentas. Yo ahora estoy viviendo lo que se llama exilio económico. He tenido que dejar mi querida España, a mi familia y mis amigos para venirme a UUEE porque allí no tenía posibilidad de encontrar un trabajo digno después de años y años dedicados al estudio y la investigación. Ahora sólo me queda el skype como ventana para poder estar con los míos y ver crecer a mis sobrinos. De mi abuelita me despedí por la pantalla del ordenador. Ahora tampoco soy de allí ni de aquí. También vivo en una patria metafísica.

  11. Gloria laso dice:

    Tolita.. Antonia… Sobrina/ prima.. Porque finalmente en este estrafalario pais donde el mundo se termina de golpe todos somos algo parientes.. Te vi crecer desde esa niñita en feroz desamparo posando en cubierta.. Décadas y décadas de exilios y retornos. Despedidas y no retornos.. No puedo parar de llorar, de leer tus textos y reír con tus fotos.. Llorando tu vida, la mia, la pena infinita de las perdidas… La de tu madre… Y tantas otras.. Tanta ausencia.. Tantos dolores apretujados en unas letras, en tus países de nunca jamas ..tantos amores enterrados, tantos sueños truncos.. Un orgullo tu talento.. Un abrazo a traves de todas las montañas y mares de la tierra. Pd. Aqui en chile es verano y comemos choclos y sandias.A la vuelta de 40 años, ya enterramos tambien los recuerdos.bss

  12. Manu dice:

    Siempre los temas migratorios conmueven las almas de quien las lee gracias por el post

  13. carlos dice:

    Bellas y duras palabras, sin duda.

  14. Tola Castillo dice:

    Gracias. Un saludo

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