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ALTER EGO

domingo, noviembre 11th, 2012

«Estamos reunidas».

Tal vez por llevar ya un buen tiempo conviviendo con Trece, me ha hecho preguntarme por ese otro yo que en ocasiones se posesiona de mi y hace extravagancias por las que después me veo obligada a dar la cara, y a veces despierta suspicacias, no siempre fáciles de lidiar. Aunque nadie se lo crea para mi acostumbrarme a ella también ha sido un largo proceso.

Según el diccionario: álter ego es un segundo yo, con una personalidad distinta a la original. Se relaciona con el trastorno de identidad disociativo que hace que haya gente que lleva una doble vida, en las que a veces es el otro el que hace las cosas que no se atreve el yo. Los niños en ocasiones adquieren la personalidad de un álter ego para jugar en compañía.

 

«Medio Rrose medio Trece»

En el teatro o la literatura se llaman así a los personajes que por sus rasgos físicos o de carácter pueden ser identificados con otra persona o es un trasunto del autor. Muchos artistas hacen uso de ellos como parte de su espectáculo o para explorar nuevas identidades de si mismos.

 

«Buscando a Rrose»

En 1920 Man Ray fotografió a una enigmática mujer tocada por un sombrero, que poseía unas manos extrañamente pequeñas, llamada Rrose Sélavy: » Eros c’est la vie«. Debajo de su abrigo se escondía Marcel Duchamp, un visionario que cambió la forma de pensar el arte y firmó algunas de sus obras con el nombre de su álter ego.

 

 «Stardust, la hija de Ziggy»

Tal vez el que más ha brillado en el siglo XX  ha sido el teatral y ambiguo alienígena de pelo rojo y maquillaje de kabuki,  Ziggy Stardust, a quien un Bowie ceñido en raso le prestaba su cuerpo para existir : «Fuera del escenario soy un robot pero cuando estoy en él consigo emocionarme. Eso probablemente explica por qué prefiero disfrazarme de Ziggy a ser David». A lo largo de su vida ha tenido otros álter egos, tal vez su nueva identidad de caballero retirado y discreto sea el último de ellos.

 

 «Wanda está en línea»

Del mismo modo que los super héroes suelen tener uno humano y patoso para ocultar su verdadera identidad, los luchadores cuando actúan  lo hacen con sus disfraces y nombres de ring.

Las chicas que trabajan en las líneas calientes también tienen sugerentes nombres de guerra. Cuando se conectan dejan de ser ellas para convertirse en una ilusión. Dejarse seducir y escabullirse también es parte del juego; por eso mientras mejor tengan construido a su personaje más fácil es mentir. Mientras más lo disocien de ellas mayor será su impunidad y menos les afectará lo que puedan oír. Cuando cortan el teléfono Jenny, Samantha o Caramelo dejan de existir.

 

Trece se parece a ellas en que no es más que un producto de la imaginación, seres intangibles que sólo son una foto o una voz.

Yo siempre he sido una persona reservada y celosa de mi intimidad. Me gusta la ropa cómoda y abrigada porque soy muy friolera, la mayoría de los días no uso maquillaje y ya hace una eternidad que me tuve que retirar de los tacones. A Trece le gustan los estilismos imposibles, pintarse las uñas de amarillo porque dice que así son más fotogénicas, que las cosas brillen y tengan colores. Cree que los medios dan una visión sobre la mujer y lo femenino demasiado tópica, artificial y unidimensional y su misión es romper estereotipos, pero como nació de una costilla de Peter Pan sólo sabe hacerlo a través de la fantasía.

Al igual que la Sherezade de las “Las mil y una noches” es consiente de que su existencia depende de su capacidad para liarme e involucrarme en sus historias. Conseguir que cuando empieza a girar la ruleta de la fortuna vuelva a apostar una vez más por el 13.

FIN.