«La indolente Europa del Sur»
Erase una vez que se era una tierra antigua, cuna de la cultura de Occidente, alegre, sensual y soleada, habitada por gente amante de las expresiones colectivas de sentimientos, la buena mesa y el vino, que un día se levantó nublada. Ahora que se había apoderado de ella una niebla gris, ya no era más la bella Europa del Sur si no la Europa PIGS. La “S” correspondía a Spain, país que se caracteriza por la variedad de culturas que lo componen y que, por esa heterogeneidad, intentar explicarlo es un lío.
«Europa PIGS»
Parece ser que la cosa ya se venía venir de lejos. Todos sus políticos decían que sabían lo que tenían que hacer pero la verdad es que cuando habían gobernado unos, no la habían querido verla venir, y cuando lo estaban haciendo otros, sus promesas tampoco servían porque también habían sido hechas a ciegas y no les quedaba más remedio que improvisar.
Entre los políticos del color que fuesen, había mucho listo que no se había enterado que con el voto el pueblo los contraba para que gestionaran bien el país, no para llenarse los bolsillos, despilfarrar y favorecer a los suyos, que a cambio siguen mirando para otro lado y nunca se depuran responsabilidades. Incluso hasta la Familia Real, elegida a dedo por Dios para ser nuestra guía y ejemplo pasaba tres cuartos de lo mismo. A esa fiesta también se unieron bancos y especuladores del ladrillo hasta que un día la burbuja estalló y se nos comunicó que estábamos en la ruina. Que todos habíamos vivido por encima de nuestras posibilidades y que la única solución era endeudarnos por varias generaciones. Que lo primero que había que salvar era a esos mismos bancos que en su vida habían perdonado a nadie ni una puta letra de sus hipotecas y que habían estafado a miles de familias con sus participaciones preferentes.
El dinero vendría de la otra Europa a través del FMI (que en realidad en parte también es nuestro). A cambio nos pedían que demostráramos que éramos capaces de pagar los intereses de lo que les deberíamos, así que nuestros queridos gobernantes sacaron las tijeras para recortar de todas partes con la fantasía de que eso generaría ahorro, mientras crece y crece la cola del paro, el país va tirando bajo mínimos y encima pagamos más impuestos.
A la cultura y la ciencia directamente le tiraron un escupo en el ojo y a nuestros hijos les pintan un futuro muy negro. También a nosotros para cuando seamos viejos. Se vuelve a hablar de emigrar, desahucios y pobreza: de una España en blanco y negro.
«La llama de la esperanza»
Todos sabemos que este cuento acaba de empezar pero yo no puedo acabar este relato sin dejar una puerta abierta a la esperanza. Esto también nos tiene que hacer replantearnos cuales son nuestros valores y estilo de vida. A qué mundo aspiramos. Debemos cuidar de que la luz de nuestra bella Europa del Sur no sea engullida por las tinieblas, para ello lo único que nos queda es creatividad e ingenio.